¿Cómo puedo hipotecar mi casa?
La vida no es lineal y va fluctuando a medida que transcurren los años. A lo largo ésta puede haber momentos de dificultades económicas. En casos así, si poseemos una vivienda sin cargas, se puede plantear la opción de “hipotecar nuestra casa”.
Cuando la entidad bancaria te da un préstamo de cierta cantidad, poniendo como garantía en caso de impago tu vivienda, se habla del proceso de hipotecar tu casa.
Para hipotecar tu vivienda de nuevo y con garantías, hay que seguir ciertos pasos. Lo más frecuente es que las condiciones que nos ofrezca el banco no sean las mejores. Es decir, en el caso de que tengamos un perfil muy bueno se puede llegar a conseguir entre un 3-4% de intereses y, en el peor de los casos, pueden llegar hasta más del 10%.
Los pasos a seguir para conseguirlo son los siguientes:
- Registro de la Propiedad: Hay que solicitar la nota simple para demostrar que la vivienda está libre de cargas y que somos el titular.
- Solicitar financiación: Se puede negociar directamente con una entidad bancaria o conseguir mejores condiciones con un intermediario hipotecario, como lo hacemos continuamente en Maragall Hipotecas.
- Documentación: Entregar la documentación al banco para que puedan hacer un estudio del perfil económico.
- Tasación de la vivienda: La entidad bancaria lo precisará para poder evaluar qué tipo de financiación pueden ofrecernos.
- Oferta: El banco estudiará el caso y presentará una oferta.
- Firma de la nueva hipoteca: En caso de que aceptemos la oferta, se deberá firmar una nueva escritura ante el notario.
¿Cuáles son los gastos que asumiré a la hora de hipotecar mi casa?
Los gastos de hipotecar tu casa sin cargas serán los mismos de cuando hipotecaste tu vivienda:
- Tasación de la vivienda
- Gastos de la notaría
- Registro de la Propiedad
- Impuesto de Actos Jurídicos Documentados
¿Cuáles son las ventajas?
Hipotecar la casa, como hemos comentado anteriormente, consiste en conseguir que nos presten dinero poniendo una vivienda como garantía de pago. Para poder hacerlo, insistimos, el inmueble en cuestión debe estar libre de cargas, ya que casi ninguna entidad ofrece créditos con garantía de casas ya hipotecadas.
Si cumplimos este requisito básico, entonces podremos intentar beneficiarnos de las siguientes ventajas:
- Más oportunidades de conseguir liquidez: Normalmente, los bancos muestran una mayor predisposición a ofrecer financiación si aportamos un inmueble como garantía.
- Mejores condiciones de financiación: Además, los tipos de interés de los créditos con garantía hipotecaria suelen oscilar entre el 3% y 4% a diferencia del resto de préstamos personales, que doblan o triplican este porcentaje. Eso sí, si nuestro perfil financiero no es muy bueno, el tipo de interés podría superar el 10%.
- Aval para otros inmuebles: Hipotecar nuestra casa puede servir también como garantía para la hipoteca de una segunda residencia o para avalar a algún familiar. De este modo, las posibilidades de conseguir financiación incrementarán.
La gran desventaja de poner la vivienda en garantía
Si bien es cierto que hipotecar nuestra casa es una de las vías más rápidas para conseguir financiación, esta opción tiene un gran riesgo: PODRÍAMOS PERDERLA. En el caso de que dejemos de pagar las cuotas, el banco o la entidad prestamista podrían embargarnos el inmueble e incluso nuestros bienes personales presentes y futuros hasta alcanzar el importe que pague la deuda.
Para evitarlo, lo aconsejable sería no asumir unas obligaciones financieras que superen el 35% de nuestras deudas. En otras palabras, todos los préstamos que tengamos vigentes más las compras financiadas y cualquier otro cargo mensual no deberían suponer un tercio de nuestro sueldo.
Por ejemplo, si nuestra unidad familiar tiene unos ingresos de 2.000 euros, no deberíamos destinar más de 700 euros al pago de deudas.
Otras opciones para conseguir liquidez sin arriesgar a perder la casa
Para terminar, quizás nos interese conocer qué otras alternativas tenemos para conseguir financiación sin arriesgarnos a perder el inmueble. Estas son algunas de las opciones posibles:
- Alquilar una parte de la casa. Si necesitamos dinero, quizás podríamos conseguir una renta extra cediendo parte de nuestra vivienda otro inquilino a cambio de una cuota mensual que nos permita ir más desahogados con las deudas.
- Vender algún bien. Otra manera de obtener liquidez podría ser poner a la venta nuestro coche o cualquier otro bien con el valor suficiente para poder afrontar el pago que debemos.
- Solicitar un préstamo personal. Si pedimos un crédito convencional sin poner la vivienda como garantía, podríamos tener que pagar un interés más alto, pero en caso de impago no perderíamos la vivienda.
- Vender la vivienda. Si no encontramos otra solución, podríamos incluso plantearnos vender nuestra casa y mudarnos a otra más asequible o incluso vivir de alquiler.